ESTRENO: 6 de NOVIEMBRE de 2009
Duración: 1 h 47 min
Director: Daniel Monzón
Guión: Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría (Novela: Francisco Pérez Gandul)
Productora: La Fabrique de Films / Morena Films / Telecinco Cinema / Vaca Films
Música: Roque Baños
Fotografía: Carles Gusi
Depósito Legal: C-2187-2009
Película rodada en Zamora y Madrid
Dedicada a Luis Ángel Puente Román

Cárcel de Zamora. El día en que Juan Oliver (Alberto Ammann) decide ir a conocer su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Para no ser atrapado como rehén ni asesinado por los internos, decide hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre (Luis Tosar), mientras su mujer, Elena (Marta Etura), le espera fuera. Allí será testigo de una dura negociación con el gobierno español pero lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona.

A los cinco minutos aparece un individuo de voz cavernosa y aspecto intimidante que interpreta al líder de los presos en una cárcel y desde ese momento hasta el final se me derrumba el mosqueo inicial, dando paso a una de las mejores películas que ha hecho el cine español en mucho tiempo. Una narración tensa y compleja sobre un motín carcelario en la que todo posee fuerza, suspense, desasosiego y veracidad. Pasa volando y perdura en el recuerdo. Tiene muchísimo mérito el control de Daniel Monzón sobre todos los elementos, el admirable giro que se produce en la historia, la credibilidad que desprenden personajes, diálogos y situaciones, un reparto muy sabio en el que algunos de esos presos parecen interpretarse a sí mismos, la factura, el ritmo, la violencia y la sutileza que caracterizan a los grandes títulos del género. Aunque existe algo que está más allá del elogio y es el impresionante recital de Luís Tosar. Te cuenta muchas y sorprendentes cosas con sus gestos, con su mirada, con sus movimientos y con su voz de un personaje que podía ser de una pieza, de un canalla con códigos éticos, de un rey de la selva con subterránea humanidad, de un guerrero astuto y brutal que también es capaz de generosidad y comprensión. Es imposible no dejarte atrapar por su campo magnético y por sus matices, es una interpretación que te revela lo máximo con lo mínimo, merecedora de todos los premios, una actuación para enmarcar en la retina y en el oído. (Carlos Boyero)



