

Durante la década de los sesenta, una familia de campesinos vive miserablemente en un cortijo extremeño bajo la férula del terrateniente. Su vida es renuncia, sacrificio y y obediencia. Paco (Alfredo Landa) y Régula (Terele Pavez) se encargan de mantener en orden la finca y seguir las ordenes de don Pedro (Agustín González), el capataz. Sus hijos, Quirce (Juan Sánchez) y Nieves (Belén Ballesteros), les ayudan en todo lo que es necesario. Sin embargo, su objetivo no es otro que el de aprender a leer y escribir y conseguir un trabajo fuera del cortijo. Con ellos vive Azarías (Paco Rabal), disminuido mental hermano de Régula que ha sido despedido de su señorito después de 61 años de servicio, y la Niña Chica (XXX), una muchacha inválida que ni siente ni padece. Su destino está marcado a no ser que algún acontecimiento imprevisto les permita romper sus cadenas. En el otro lado se encuentran el señorito Iván, obsesionado con la caza que trata a Paco como si de un perro se tratase, y su madre, la señora marquesa (Mary Carrillo), representantes de la alta burguesía española y de siglos de opresión y abuso de los desfavorecidos.
“Se diría que a los jóvenes de hoy les molesta aceptar una jerarquía. Y es lo que yo digo, ministro, que a lo mejor estoy equivocado pero el que más y el que menos tenemos que aceptar una jerarquía. Unos arriba y otros abajo. Es ley de vida, ¿no?”

Paco Rabal y Alfredo Landa recibieron el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes en 1984.
La señora marquesa y su séquito van de comunión



Los Santos Inocentes [La Vanguardia, 6 Junio 1984]
Planos finales